Familia de acogida y voluntarios


¿QUIÉN PUEDE SOLICITAR EL ACOGIMIENTO FAMILIAR?

El acogimiento familiar es una institución legal cuya función es acoger a un adolescente por parte de una familia acogedora. Una de las características del acogimiento familiar es que es temporal. El menor, por su parte, puede solicitar el acogimiento familiar como forma alternativa de acogida y convertirse en protagonista de su propio proceso de integración.

Los voluntarios son todas aquellas personas que, sin ocuparse del menor, quieren involucrarlo en experiencias educativas y recreativas, participando en su desarrollo personal. Los voluntarios actúan en apoyo de la familia, según su disponibilidad.

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Acogimiento familiar: cómo funciona

Quien acoge a un menor extranjero no acompañado tiene la oportunidad de conocer una nueva cultura y ayudar a una persona con dificultades a construir un camino de integración, convirtiéndose en un ciudadano más consciente y activo. Para una persona migrante, vivir con la gente del lugar es la mejor manera de formar parte de la comunidad local.

1°step: Perfil de la niña o niño y la familia

El personal multidisciplinar trabaja en red con las organizaciones que gestionan los proyectos de acogida para crear un perfil de las y los beneficiarios en función de sus competencias lingüísticas, formativas y laborales, y para recabar el interés de las personas por experimentar la acogida. Las familias interesadas son contactadas para una primera entrevista telefónica.

3°step: Inicio de la convivencia

El tutor, junto con el mediador intercultural, son un punto de referencia para ambas partes, tanto para activar el camino de la autonomía de la persona acogida como para cualquier cuestión relacionada con la relación de acogida.

2°step: Combinación de familia y menores

Una vez comprobada la idoneidad de la familia o el individuo y del huésped, se lleva a cabo el proceso de emparejamiento. Se organiza una reunión inicial para que las personas se conozcan y compartan sus expectativas, dudas y preguntas sobre la experiencia que desean vivir.

4°step: Fin de la convivencia

Al final del periodo de acogida, la persona es apoyada por el equipo en la búsqueda de una solución habitacional adecuada, en la búsqueda de un trabajo que le permita mantenerse económicamente, en el establecimiento de relaciones significativas y positivas en el territorio que también contribuyan a su vida en el contexto social.

Herramientas


Entrevista Fulfiment y Maria Antonietta

«Siempre he creído que una casa vacía, llena sólo de muebles o cachivaches, no le sirve a nadie, por lo que siempre he estado dispuesta a compartir los espacios de mi hogar con otras personas», así explica María Antonietta, una antigua médica ya jubilada, su decisión de probar la experiencia del acogimiento familiar.

En el verano de 2018, gracias a Cidis, conoció a Fulfilment, una chica de 16 años de Nigeria, juntas pasaron una semana en la playa de Sabaudia, y desde el siguiente septiembre viven bajo el mismo techo. «Fulfilment es una niña de carácter fuerte que lleva dentro de sí a una niña que no ha vivido y a una adulta que se ha enfrentado a muchas situaciones», dice Maria Antonietta.

«Al principio, cuando me ofrecieron ir a vivir con una familia, me hablaron de muchas posibilidades», recuerda Fulfilment, «pero cuando me enteré de que la persona a la que me iban a encomendar era un médico, pensé que sería una gran oportunidad, ya que yo también quiero serlo.»

Con el tiempo se conocieron, se entendieron, respetaron el espacio del otro y pasaron tiempo juntos entre el estudio y la diversión. Incluso durante el encierro tuvieron algunos momentos desenfadados, entre partidas de burraco y experimentos en la cocina. «A veces, por la noche, antes de irnos a la cama, compartimos experiencias vitales», dice Fulfilment, «que son diferentes porque venimos de dos países distintos. Cuento lo que hice cuando era niña en mi país, lo que puedo recordar. Compartimos nuestras diferentes historias para buscar cosas en común».

«La acogida ha sido una experiencia de crecimiento para ambas. Me enseñó a respetar la diversidad», admite Maria Antonietta, «a aceptar que somos diferentes, que tenemos diferentes culturas, diferentes historias de vida y a ser acogedores en la diversidad. Creo que en el acogimiento es necesario ponerse en la posición de no esperar llenar los propios vacíos sino estar disponible para acompañar al otro a realizar su propia historia de vida. Esto nos llena el corazón y aumenta nuestra conciencia de compartir con otra persona».

Fulfilment, después de casi tres años de convivencia, reflexiona sobre su experiencia de acogida: «Si no la hubiera conocido, mi vida sería más difícil, quizá seguiría viviendo en centros con otros jóvenes, quizá no habría encontrado un trabajo o no iría a la escuela, o incluso peor, quizá estaría en medio de la calle. Con ella tengo un hogar al que llamar, y cuando salgo y vuelvo siento la felicidad de volver porque hay una persona en casa que te espera con los brazos abiertos».

Ambos son conscientes de que la experiencia de acogida no es infinita, pero el vínculo que ahora les une es inquebrantable: «¡Fulfil ya forma parte de mi vida! Y aunque nuestros caminos se separen, porque ella es libre de construir su propia vida y su propio futuro, hay un lugar en mi corazón que no se puede borrar».

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