Carmen Blanco Grigelmo (@CarmenGrigelmo_)
- Para los menores migrantes en España, es preferible la acogida familiar a la residencial, pero solo el 0,96% son acogidos en familias
- Crónica del encuentro del proyecto europeo FA.B! organizado por la Fundación por Causa en el que niños, niñas y jóvenes migrantes compartieron sus experiencias junto a sus familias de acogida
«Me acusaron de adulterio y me dijeron que tenía que pagar con mi vida. Por eso huí y no puedo volver a mi país», explica Maggi, quien prefiere no dar su nombre real. Maggie es una refugiada gambiana que casi pierde la vida por resistirse a permanecer en un matrimonio forzado. «Llevo tres años en España, pero no soy feliz», expresa con lágrimas en los ojos. Cuando Maggi huyó de su país tuvo que dejar a sus hijos en casa de una amiga y desde entonces sueña con el reencuentro. Lo cuenta en la biblioteca viviente celebrada los pasados 13 y 14 de octubre, un espacio de encuentro en el que los y las asistentes compartieron sus conocimientos y experiencias sobre migraciones. Acompañada por Juanjo Guerrero, un trabajador social de la Fundación Unblock, hablan de la desprotección que viven las jóvenes refugiadas en España.
Ella es una de las invitadas en el encuentro del proyecto europeo FAB y una de las protagonistas de la biblioteca viviente. El objetivo del evento es visibilizar las experiencias de niños, niñas y jóvenes migrantes que emprendieron su viaje a Europa solos, así como las de las familias de acogida. «Es increíble que pasen estas cosas», «y más aún que no se tomen medidas», comentan los asistentes. La vivencias de los protagonistas, al igual que el informe de por Causa «La Acogida de Menores Migrantes en España«, apuntan a una misma dirección: es preferible la acogida familiar a la residencial. Sin embargo, solo el 0,96% de los y las menores migrantes en España son acogidos en familias.
Un nuevo hogar
Moha es otro de los participantes. Junto a su madre de acogida, Esperanza, cuenta su historia en una de las salas de la biblioteca viviente. «Yo salí de Marruecos a los 17 años y cuando llegué a España me llevaron a un centro de menores», relata. Como ocurre habitualmente cuando se llega a la mayoría de edad, a Moha le echaron del centro sin alternativa cuando cumplió los 18 años. Entonces, Esperanza le abrió las puertas de su casa y desde entonces viven juntos. «¿Te has encontrado con muchas dificultades?», pregunta una mujer a Esperanza. «La verdad es que no. Es un chico estupendo», responde. Gracias a esta nueva familia que han creado Moha y Esperanza ahora a ambos se les abren nuevas oportunidades. «Me estoy sacando la ESO y estoy en varios procesos de selección para trabajar», explica Moha con ilusión.
Emilia Lozano y Luis Casillas, fundadores de Somos Acogida, tampoco se perdieron esta cita. Son un matrimonio del barrio de Hortaleza que decidieron actuar ante el repunte de la violencia hacia los niños y niñas que se encontraban en el centro de menores del barrio. «Durante la pandemia les dejaron viviendo en la calle», denuncia Emilia. Crearon «Somos Acogida» para que ninguno de estos niños se quedara sin hogar al cumplir los 18. Sogbe Toure, uno de ellos, les acompañó en el evento para contar su historia. «Tuve que salir de mi hogar cuando tenía 16 años. Me metieron en un centro de menores y a los 18 años me dejaron en la calle», relata. Fue entonces cuando Emilia y Luis acogieron a Toure en su casa hasta encontrar una alternativa.
Toure no ha sido el único que ha pasado por allí, ya que la casa de Emilia se ha convertido para muchos en un refugio. «En Nochevieja hicimos merienda y vinieron como 17, ¿te imaginas a tantos en un piso de 70 metros cuadrados?», cuenta con una sonrisa. Toure sonríe desde el otro lado de la mesa recordando aquel día. «Se respiraba felicidad», añade Emilia. Entonces este matrimonio se prometió no renunciar nunca a seguir apoyando a estos jóvenes. Así, han conseguido acoger a varios de ellos en una casa de acogida en Puebla de Almoradiel (Toledo). Allí vive Toure: «Yo siempre he sido más de ciudad, por eso al principio me costó», reconoce. Emilia le mira con una sonrisa. «Ahora es más de pueblo que yo», bromea. Para Emilia la acogida tiene un impacto positivo en ambas partes: «Es lo mejor que he hecho en mi vida. Con ellos hemos reído, jugado, aprendido…». Por eso anima a otras familias a que den el paso y sobretodo a que aprendan a valorar todo lo que estos jóvenes aportan a nuestra sociedad.
Los relatos de las familias emocionan e inspiran al público a partes iguales. Mensajes que abren caminos en los que el cariño y la complicidad se imponen ante los prejuicios y el rechazo. Sin embargo, la certeza de que son excepciones, tal y como señalan los datos, siembra cierta desesperanza. Por eso, el informe de la Fundación por Causa dedica un apartado a hablar de buenas prácticas para que las excepciones pronto se conviertan en la norma.
En un evento lleno de experiencias, culturas y diversidad no podía faltar la música. El popular grupo madrileño Los Mohas 19 presentó uno de sus temas. «Esta canción habla sobre el amor de las madres», dice uno de ellos. Esas madres a las que personas como Okba Mohammad, periodista sirio en España, lleva más de siete años sin ver por culpa de la guerra. Madres como Maggi, que luchan cada día por abrazar a sus hijos y conseguir que nunca les vuelvan a separar. O madres como Esperanza, quien acogió con los brazos abiertos a Moha formando una nueva familia donde el cariño y los cuidados son el denominador común para ambos. Y de pronto esa canción que habla sobre un amor que todos los niños y niñas del mundo necesitan choca con un sistema de acogida que construye muros entre quienes solo buscan el calor de un hogar.